Escribió Miguel Hernández en su “Elegía a Ramón Sijé”:
“Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada”
El poeta, hombre de fuertes creencias en su juventud y que, probablemente, guardó en su corazón por siempre, no sólo se rebela ante la muerte del amigo sino por no haber tenido tiempo de despedirse de él reconciliando sus diferencias.
La vida, con sus terribles coincidencias, acerca nuestro sentimiento al de este hombre en su desgarrado llanto.
También para vosotros, querida tripulación del C-3, levantó pronto la muerte el vuelo.
Tampoco los que os amaban pudieron despediros y jamás podreis reconciliar vuestras diferencias con los que pensaban de otra forma porque, en su vuelo, esa muerte os despojó por completo.
Hoy sabemos donde estáis después de muchos lustros de ignorancia. Gracias al afán incansable de personas con grandeza de corazón os habeis ganado un lugar bajo las estrellas: N 36º 39’ 52,5’’ – W 4º 21’ 33,5’’
Y los que os queremos, recordamos y respetamos, manifestamos nuestro deseo como el poeta:
“Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte”
A las profundidades bajan nuestros pensamientos para deciros quedamente:
“A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata le requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
IN MEMORIAM, también, de JUAN ASENSIO, hombre bueno y luchador infatigable y de SOLEDAD HERNÁNDEZ que murió rezando cada noche un rosario por el amor segado.
Rita Campillo Ruiz
Cartagena, 11 Diciembre de 2010.
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